Index » , , , , » Cárcel de mujeres: "Yo lo maté y no me arrepiento"

Cárcel de mujeres: "Yo lo maté y no me arrepiento"

MÉXICO.- Abriendo Camino, una ONG que trabaja con internas en Santa Martha Acatitla, asegura que en el penal reproducen los mismos esquemas de violencia.


MÉXICO, D.F.- Una vez que pisan la cárcel, las mujeres acusadas de homicidio siguen, en algunos casos, reproduciendo los mismos modelos de violencia e incluso se vuelven prepotentes; otras, simplemente confiesan "yo lo hice y no me arrepiento" o aseguran sentirse adentro con mayor libertad de vivir y pensar porque sufrían maltrato y vejaciones en su hogar, aseguró Laura García González, psicóloga de la organización civil Abriendo Camino.

Dicha agrupación ha trabajado desde 2009 con alrededor de 640 mujeres del Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla, que cometieron diferentes delitos y las cuales son desde indígenas y analfabetas, hasta con grados de posgrado. Son mexicanas, peruanas, guatemaltecas, francesas, colombianas, alemanas, argentinas, españolas, ricas y pobres, de 19 a 64 años.

Entre las conocidas está Sara Aldrete, apodada La Narcosatánica, quien resulta ser de las más propositivas y cuida de su integridad, así como Juana Rabasa La Mataviejitas. En el caso de la francesa Florence Cassez jamás se ha registrado interés ni participación alguna, algo que no sucede con su connacional Natasha, quien lleva cuatro años encarcelada por tratar de introducir droga al país procedente de Perú; alega que es inocente, escribe, pinta, da clases de yoga, francés, y le faltan tres años de sentencia.

La mayor parte de las mujeres que están en reclusión es por delitos contra la salud, luego por asociación delictuosa y robo (hay indígenas de Guerrero, Querétaro, Chiapas, condenadas por robar leche materna y alimento para sus bebés), secuestro, violencia y por último homicidio, que es uno de los temas que menos comentan, sobre todo cuando las víctimas fueron los hijos.

Leticia Sánchez Fabela, directora de la ONG, explicó que en los talleres, cursos y constelaciones grupales que se imparten en el centro penitenciario jamás se etiqueta a las mujeres ni se les cuestiona sobre su delito, sólo se trabaja con aquello que les permite sobrevivir adentro y con lo que desean sanar la culpa.

"La culpa, en realidad, la siente 60 por ciento, y el resto lo asume como así es y ni modo, y tengo que defenderme. No enfrenta su realidad, prefieren fugarse. En una ocasión, llegó al grupo la llamada Mataviejitas, tomó el taller, pero fue con un "sí, eso fue lo que hago... ¿y?". Hay otras que no les importa, incluso, tienen a sus hijos y esposos recluidos al lado, porque provienen de familias que desde tres o cuatro generaciones cometían delitos".

Las mujeres que asesinaron, aunque no lo confiesan, suelen actuar con "toda prepotencia, con una manifestación para hacerse notar, no hablado sino en su postura. Toman una actitud desde que entran aquí y cuidado conmigo, ni se me acerquen porque pueden correr peligro. Son los lenguajes no hablados".

La antropóloga María Cecilia Pavés agregó que aun cuando las mujeres asesinas de niños e hijos resultan de las más agredidas y marginadas dentro del centro penitenciario, "las internas se encargan de castigarlas, por lo que algunas tienen celdas aparte", también en torno a ellas se genera "cierta aura de temor y de respeto".

Abriendo Camino ha detectado que entre la mayor parte de las internas los hijos o la familia son sagrados, por eso muchas cuidan a los menores y muchas dicen que no se arrepienten de asesinar porque sus hijos eran violados y ellas maltratadas con sadismo.

De hecho, dijo Pavés, existe un estudio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el que se reporta que las condenas a las mujeres por el mismo delito llegan a ser el doble o el triple que las que se imponen a un hombre.

"Hay todo un contexto cultural que penaliza más a las mujeres, de hecho, en los centros varoniles hay filas enteras y gigantes, hay gente que se queda a dormir para ver a su marido. Las mujeres reclusas están solas, tienen doble castigo: el legal y social-familiar", aseveró.

En tanto, Laura García, psicóloga de dicha ONG, dijo que muchas de estas mujeres están encarceladas por andar con un delincuente, por participar en secuestros y homicidios, como parte de la labor reproducida por hasta cuatro generaciones familiares.


.::Share::.
::..::

Folders- : , , , ,
Avatar

by Unknown

Donec dictum suscipit nibh in malesuada. Proin sit amet metus vel massa volutpat ornare. Pel len tesque vel nunc a lacus gravida euismod. Maecenas vel nunc nec magna sodales fermentum cursus non felis amet metus vel massa volutpat

No comments:

Leave a Reply

Avatar